En 1984, la dirigencia del club, circunstancial pero providencialmente, estaba en manos de Miguel Monteverde por un fallo de la Federación Peruana de Fútbol -encabezada por Alberto Espantoso- que marginó de la institución a Jorge Labarthe que se la había ingeniado con estatutos muy originales para entornillarse en la directiva. El equipo formaba con Darío Herrera en el arco, la defensa era con Félix Puntriano y César Espino en las laterales y en el centro iban Pedro Requena con Miguel Mendoza, al medio César Peralta, David Zuluaga y Juan Carlos Cabanillas mientras que en el ataque por el lado derecho Johnny Watson, camisetas del barça a la izquierda Víctor Hurtado y en el centro Héctor La Torre.